domingo, 28 de abril de 2013

¿Son fiables las terapias antigays? Exgay reconoce que nunca ha dejado de ser gay

John Paulk fue un líder exgay que decía que había dejado de ser gay. Que se sometió a una de esas terapias que dan iglesias evangélicas y católicas. Ha pedido disculpas por el daño que ha hecho a muchas personas. Lo que me molesta es que se haya casado con una mujer y tenido hijos sabiendo que era gay, ha jugado con la vida de personas inocentes. Y encima, decía a adolescentes gays, que Dios los despreciaba, que no los amaba y que se avergonzaba de ellos.

Este señor, para mí, es un cobarde. Ha sido víctima de la homofobia, pero eso no justifica el haber promovido estas terapias y haber jugado con la vida de seres inocentes, y más de adolescentes. Adolescentes que muchos de ellos son discriminados por sus familiares y que les acarrea problemas psicológicos, depresión y problemas emocionales. Muchos adolescentes que se han sometido a estas terapias se han suicidado. Hay terapias en las que te dicen cosas realmente denigrantes para una persona. ¿Y sabéis qué? He visto casos en los que se han gastado 30.000 euros en estas supuestas terapias antigay. La Organización Mundial de la Salud dice que estas terapias son un timo y que afectan gravemente a la salud mental de muchas personas, sobre todo de los adolescentes, ya que la mayoría de adolescentes son forzados por sus padres.

Estas son palabras de Paulk: “Durante casi diez años fui activista y portavoz de lo que se conoce como movimiento ‘ex-gay’, desde el que defendíamos que la orientación sexual puede cambiarse mediante una relación estrecha con Dios, terapia intensiva y fuerte determinación. En aquella época creía verdaderamente que ello era posible. Pero mientras muchas cosas cambiaron en mi vida, como cristiano, mi orientación sexual no lo hizo”, explica Paulk. “Hoy ya no me considero más un ‘ex-gay’ y ya no apoyo de ninguna forma dicho movimiento. Déjenme ser claro, por favor: no creo que las terapias reparadoras puedan cambiar la orientación sexual, de hecho, lo que hacen es un daño enorme a muchas personas. Sé que mucha gente ha sufrido por cosas que hice y dije en el pasado. Padres, familias y seres queridos fueron afectados muy negativamente por la idea de las terapias reparadoras y la posibilidad de cambio. Siento profundamente todo el dolor que he causado”, añade.

John Paulk, que sigue siendo un devoto creyente, afirma además que ahora ve a las personas LGTB como lo que son, “hijos amados de Dios”. “Ofrezco ni más sinceras disculpas a todos los hombres y mujeres y sobre todo a los adolescentes y niños a los que hice sentir que Dios no los amaba, se avergonzaba de ellos o los despreciaba”, afirma. En su comunicado Paulk afirma además que está en proceso de poner fin a su matrimonio con Ann Paulk, la mujer junto a la que en 1998 apareció orgullosamente fotografiado en la revista Newsweek, con ocasión de un reportaje sobre el movimiento de los “ex-gay”, y con la que llegó a escribir un libro sobre el tema (ella también asegura haber dejado atrás su propia homosexualidad).

Me ha gustado ver, una vez más, que estas terapias no funcionan. Pero a la vez me indigna ver como este señor ha jugado con la vida de muchas personas. Personalmente, creo que las terapias antigay deberían ser prohibidas, y más cuando se trata de menores de edad. ¿Por qué? Porque afecta a la salud mental de una persona.



No solo inútiles, también peligrosas
Lo cierto es que de acuerdo a la evidencia científica disponible ninguna de estas “terapias” se ha mostrado efectiva para cambiar la orientación sexual de una persona, pudiendo resultar además peligrosas, tal y como ya han denunciado organizaciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) o la Asociación Médica Británica. También se han pronunciado contra este tipo de “terapias” la Asociación Médica Americana, la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, la Asociación Americana de Counseling, la Academia Americana de Pediatría o la Asociación Americana para la Terapia Matrimonial y de Familia.

La APA, tras una completa revisión de la evidencia científica disponible, concluyó que como mucho algunos estudios sugerían que “algunas personas aprenden a inhibir sus sentimientos homosexuales”. Esos estudios, además, no evaluaban ni la duración de tales efectos ni sus riesgos sobre la salud mental. La APA encontró además que muchos estudios son sesgados, metodológicamente inadecuados y no evaluan el impacto potencial de estas intervenciones. La APA alertó de que entre los daños que pueden causar se encuentran la depresión y la ideación suicida.

La APA también se pronunció sobre la problemática que suponen las personas homosexuales que movidas por su fe religiosa acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, aconsejando ser honestos sobre la ineficacia de estas intervenciones. La APA considera que el objetivo en estos casos debe ser favorecer la aceptación de la propia realidad sin imposiciones. Judith Glasshold, presidenta del comité de expertos de la APA que en su momento hizo la revisión, sugirió como posibles estrategias insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad; sugerir el acercamiento a confesiones religiosas inclusivas y, en los casos más extremos, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación (se puede consultar el informe completo de la APA -en inglés y en formato PDF- pinchando aquí, y conocer su posición oficial respecto a cómo abordar la problemática que supone la incomodidad con la propia orientación sexual aquí).

Fuente: Dosmanzanas.com

2 comentarios:

  1. Está calro que la homosexualidad no es una enfermedad, por eso resulta incurable.

    Un texto muy interesante.

    Un abrazo.

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  2. Te odio 😡✊🏳️‍🌈☑️ 👭🧑‍🤝‍🧑👨‍❤️‍💋‍👨👩‍❤️‍💋‍👩 ☑️☑️☑️☑️☑️

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